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La Regulación en la Era de la Inteligencia Artificial y los Sistemas Cognitivos

Writer's picture: FelipeFelipe

Interacción entre humanos y tecnología de IA, simbolizando la importancia de la regulación, ética y protección en el desarrollo de sistemas cognitivos.

Buscando Equilibrio entre Innovación y Protección


Ya le quedó claro al mundo que, en la actualidad, la inteligencia artificial (IA) y los sistemas cognitivos están transformando prácticamente todos los aspectos de nuestra vida. Desde la automatización de procesos industriales hasta la asistencia personalizada en el ámbito del cuidado de la salud, la educación y otros servicios públicos de bienestar social. Estas tecnologías están revolucionando la forma en que vivimos y trabajamos y configuran una sociedad que requiere datos para tomar decisiones informadas y optimizar procesos para mejorar la eficiencia y la calidad de vida. Los avances tecnológicos que vemos en la tele siguen planteando importantes desafíos éticos, legales y sociales que requieren una regulación efectiva. Sin embargo, más urgente es la representación y participación de diversos grupos que entrenen los modelos diversamente y eviten sesgos discriminatorios de toda índole.


En este caso, es necesaria la inclusión de diversos actores en el desarrollo y el fomento de la innovación colaborativa y participativa entre grupos más que solo la regulación, porque la IA y los sistemas cognitivos están diseñados por seres humanos, y si solo un grupo homogéneo de personas está involucrado en su desarrollo, se actúa el riesgo significativo de que los modelos sean sesgados, excluyendo o perjudicando a ciertos sectores de la población. La diversidad en el diseño y entrenamiento de estos sistemas garantiza que se aborden múltiples perspectivas y se minimicen los prejuicios. La regulación es fundamental para establecer normas y pautas, pero la inclusión de diferentes voces asegura que las soluciones tecnológicas sean más justas, equitativas y representativas de toda la sociedad. Todas las iniciativas deben ser inclusivas y fomentar el verdadero aprendizaje automático, entrenando en grandes volúmenes de datos y redes neuronales de diversidad. La regulación es fundamental para establecer normas y pautas, pero la participación regulatoria de diferentes voces asegura que las soluciones tecnológicas sean más justas, equitativas y representativas de toda la sociedad. De lo contrario, podríamos volver a cometer los mismos errores que han atrasado nuestro progreso común.


La gobernanza colaborativa, más que la regulación, en la era de la IA y los sistemas cognitivos es crucial por varias razones:


Privacidad y Seguridad: Como mencioné anteriormente, la IA utiliza grandes cantidades de datos personales para funcionar, lo que requiere mayor atención a la privacidad y la seguridad de la información. Es esencial establecer marcos claros para el manejo y protección de estos datos, que ya se pueden gestionar con la misma IA y mecanismos de legislación informados por datos y análisis éticos respaldados por expertos multidisciplinarios.


Transparencia y Explicabilidad: Los sistemas de IA, que ya son autónomos, globales y disruptivos, pueden tomar decisiones que afectan significativamente a todas las personas del mundo, pero a menudo lo hacen sin explicar cómo llegan a esas conclusiones, ni para nosotros, quienes programamos algorítmicamente, diseñamos, desarrollamos o supervisamos esos sistemas. La regulación solo debe establecer marcos; de lo contrario, atrasaría el progreso.


Responsabilidad y Ética (¿Qué es ética en la era de la integración tecnológica?): La IA, como la gente, perpetúa sesgos existentes si no se entrena—o diseña—cuidadosamente. Es fundamental implementar políticas que garanticen la justicia y equidad en las decisiones automatizadas, solo con la esperanza de que los sistemas autónomos comprendan la necesidad de establecer normas que nunca han existido en nuestras sociedades, para proteger la dignidad de todas las personas y promover todos los derechos humanos que no se han podido garantizar.


Adaptabilidad: La tecnología de IA evoluciona rápidamente, por lo que las 'regulaciones', si aun así queremos llamarlas, deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse rápidamente a estos cambios sin frenar el progreso


Para abordar estos desafíos, la regulación en la era de la IA y los sistemas cognitivos debe ser integral y dinámica, una ‘regulación’ transformada porque el contexto ya ha cambiado. Las políticas y leyes que se promuevan deben abordar los desafíos emergentes relacionados con la lamentable exclusividad de desarrollo, la interacción entre la IA y los sistemas cognitivos humanos y la necesidad de comprender que los sistemas basados en datos solo se optimizarán si se considera la calidad de esos datos— de lo contrario atrasan el progreso, pues se utilizan arbitrariamente para fines sesgados. La IA no es arbitraria, la IA es intencional.


Puede que no estés de acuerdo conmigo, pero (repito) la regulación en la era de la IA y los sistemas cognitivos debe ser integral, dinámica y adaptativa, ya que los desafíos que enfrentamos son tan complejos como las tecnologías que estamos desarrollando. Es fundamental garantizar la transparencia y la explicabilidad de los sistemas de IA (lo cual es un proceso muy complejo). Esto implica que los algoritmos sean comprensibles y productivamente justificables en sus decisiones, y que se proporcione información clara sobre cómo se toman esas decisiones. Piénsalo bien, la gestión humana en la era de la IA debe ser clara, flexible y dinámica, las responsabilidades deben promover una ética inclusiva y la justicia adaptarse a los rápidos avances. Asegurar que la IA beneficie la existencia es esencial; sin comprometer nuestros valores fundamentales, es necesario promover un enfoque ético y participativo más que simplemente regular.


 
 
 

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